miércoles, 16 de diciembre de 2009

El contrato Capítulo 13 (Theo y Luna)



Hola chicos^^.

Yo sé que no es mucho, pero os voy a poner la parte que me queda del capítulo trece. Sé que me vais a echar la bronca por desaparecer, pero es que por cuestiones de salud me he debido mantener al margen. Voy a ser mamá, y he sufrido una amenaza de aborto, así que los médicos me han ordenado reposo. El viernes me dirá si sigo con el reposo o ya puedo continuar con mi vida normal, así que tened paciencia, por favor. Gracias a todas las chicas, como siempre, por preocuparse por mi, en especial a Carol, que continuamente pregunta por mi estado de salud y se hace cargo de todo. Os adelantaré que en eñ próximo capítulo hay dos muertes, el ya tan esperado acercamiento entre Draco y Hermione, y concoeremos al antiguo amor de Draco. Pero deberéis esperar hasta final de semana. Sé que os pido mucho, pero ¡haced un esfuerzo!

Y ahora sí, ¡a leer!


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Muéstrame lo que es
Ser el último esperando
Y enséñame la diferencia entre el bien y el mal
Y te mostraré lo que puedo ser

Dilo por mi
Dímelo
Y dejaré esta vida atrás
Dime que vale la pena salvarme

Savin Me By NickelBack


Cuando Theodore Nott consiguió llegar a casa de Luna Lovegood, era casi medianoche. Todo estaba oscuro, y salvo los ronquidos de Qué en su jaula, el aire era denso, silencioso y con ese olor peculiar del apartamento, mezcla de jardines y animales que a Theo siempre le hacía recordar una pradera. Las cosas seguían en su lugar, y el queso putrefacto descansaba en la encimera, dónde Luna lo había dejado después de hacerse un aperitivo antes de ir al cine. Determinó, entonces, que allí no había nadie.

Nott había visto salir a la muchacha del cine sin decirle nada, y esperó a que despareciese de la vista para seguirle los pasos, amparándose en la muchedumbre con la esperanza de no ser descubierto. La vio bromear con una familia que pasaba, detenerse en una tienda de animales y incluso comprar un batido de fresa por el camino. La perdió de vista al entrar en el edificio, y permaneció al menos dos horas oculto entre las sombras, esperando. En todo el trayecto no le habló, por miedo a que montara una escena en plena calle, aunque Theo sabía en el fondo de su mente que aquello era mentirse a sí mismo. Luna no era así. Ella no gritaba en medio de un mar de personas, ni era dramática. Loca sí, pero no dramática. Más bien se quedaba mirándote, con esos ojos enormes y azules que casi parecía salírsele de las órbitas. En realidad, y aunque le costara admitirlo, se sentía sin fuerzas para enfrentarse a ella, o mejor dicho, enfrentarse a la verdad.

Porque una cosa era que su cerebro descubriese que le gustaba, y otra muy distinta reconocerlo ante los cuatro vientos, o delante de ella. ¿Qué haría Luna? ¿Reír? ¿Llorar? ¿Pensar que un escreguto de cola explosiva le quemó las neuronas? Eso tenía sentido, porque Luna estaba loca, y era maniática, y tenía una risa histérica y hablaba de cosas que Theo no entendía -como los cambios hormonales de los doxys en primavera o de unos seres que te causaban diarrea al instante con una sola mirada-. En definitiva, aguantaba a Luna doce minutos seguidos, porque al que hacía trece ya estaba desesperado por encontrar a alguien relativamente normal.

Pero a pesar de todas sus manías y vicisitudes, Luna también era agradable, y le traía golosinas aunque no tuviera porqué hacerlo, y cuando sus labios se estiraban y aparecía su sonrisa, el mundo se detenía durante dos segundos. Ese pequeño mini-mundo en el que se paralizaba su corazón, le costaba respirar, y sólo tenía ojos para Luna y su sonrisa, su mirada azul de psicópata empedernida y esa piel casi albina. Para sus locuras y extravagancias, sus pendientes de rábanos y su pijama hortera. Pero era Luna Lovegood, Ravenclaw, bruja adicta al tai-chi y vegetariana para más señas, y a él le gustaba que fuera así. Porque de lo contrario no sería Luna Lovegood. Sería otra persona, como Miranda, o Roberta, pero no tendrían el encanto de ella, ni su sonrisa, ni su cabello recogido como un repollo. Por lo tanto, convino Theo, el amor no es que sea ciego, sino que te hace ciego. Ahí radicaba la diferencia.

Si alguien le hubiese dicho que le gustaría alguien como Luna hace un mes le habría golpeado. Ahora, no era el caso precisamente. Antes no conocía a Lovegood, y, bueno, no es que en esos instantes supiera mucho de ella, pero estaba claro que lo que había descubierto bien valía la pena de arriesgar su cordura por estar con ella.

Y eso, todo hay que decirlo, era un gran avance.

Avance hacia la locura, obviamente.

Theodore Nott anduvo unos pasos hacia el baño, pero tropezó con la jaula de Qué, el cual soltó un chillido que rasgó el aire. Masculló un par de obscenidades, antes de alcanzar la varita guardada en el bolsillo trasero de los vaqueros.

- Lumos – susurró al aire, y un halo de luz emergió de la punta de la varita al instante.

Avanzó hasta el baño, y luego, con inseguridad, llamó a la puerta de su dormitorio. Al ver que no respondía, se puso a hablar a través de la puerta:

- Ey, Lovegood, sal de ahí. Tenemos que hablar – esperó una respuesta pacientemente durante treinta segundos, pero estaba claro que ella no pretendía dar su brazo a torcer tan fácilmente. Típico de las mujeres, opinó Theo mentalmente, recordando a su hermana Diandra y las rabietas de las que hacía gala cuando algo no iba tal y como ella pretendía. Seguramente, todas las mujeres eran iguales en ese estilo.

La diferencia, sin embargo, recaía esta vez en que la culpa la tenía él. No pudo evitar enfadarse con Luna y Albert, a pesar de que sabía de antemano que no tenía sentido, pero en esos instantes de irracionalidad dejó que su rabia fluyera libremente por su cuerpo, y en especial por su boca.

- Mira, yo… - meditó un poco las palabras, escogiendo cada una con cuidado – No pretendía sonar grosero, ¿vale? Simplemente estaba… confuso, con Albert. No me gustó la forma en la que te trató. Así que… lo… lo siento. Siento lo que te dije y el modo en que te lo dije.

Hala, ya está, se había disculpado. Era la primera vez que pedía perdón en, ¿cuánto? ¿Cinco, seis, siete años? Tan lejano quedaba ya el recuerdo en su cabeza que apenas lo podía calificar en un esquema temporal. Esperó en otro intervalo de dos minutos, esperanzado en que Luna le perdonara, pero nada sucedió. La puerta seguía cerrada ante sus narices, y Theo empezaba a impacientarse. Se recostó en el marco de la puerta, haciendo dibujos invisibles con el dedo en ella.

- Oye, sé que cometí un error, pero estás sacando las cosas de quicio, ¿no crees? Sal de ahí, y aclaremos esto como adultos que somos. Hablarle a un trozo de madera me resulta bastante incómodo – al ver que ella no respondía y habían pasado diez minutos, tomó una decisión – Mira, si no sales de ahí cuando cuente tres voy, voy… a entrar. Sí, eso, a entrar. Y me da igual si te enfadas y me gritas.

Se cruzó de brazos con gesto triunfante, pero ni la amenaza tuvo efecto. Luna permanecía en un mutismo inusitado en ella, y para colmo de males Qué no paraba de emitir sonidos quejumbrosos. La cabeza de Nott estaba a punto de estallarle de la presión, notaba la sien palpitando peligrosamente, y la bilis subiéndole con un regustillo a palomitas de maíz.

- Muy bien, muy bien. – alzó un dedo – Uno. Uno… y medio. Dos. Dos y medio. Dos y tres cuartos. Dos y tres cuartos con cinco. ¡Luna, sal de una maldita vez!

Y abrió la puerta de golpe. Las luces se encendieron automáticamente – seguramente por un encantamiento- y Theo se encontró con unas paredes pintadas en un turquesa chillón, adornadas con guirnaldas de flores rojas y blancas alrededor; cojines, peluches, un póster de un chino y el estandarte de Ravenclaw… pero Luna no estaba allí.

- Oh, mierda.

Había una cama, pinturas y pinceles repartidos por el suelo, aunque por el resto todo estaba bien ordenado: La ropa en su sitio, el espejo sin una huella, y un león que rugía descansaba sobre la mesa de estudio. Fue entonces, al girarse, cuando Theo vio al otro Theodore Nott.

Descansaba sobre un caballete, rodeado de paletas y pinceles deshilachados y a medio colorear. No sabía cómo, ni cuándo fue que Luna lo vio en ese estado, pero podía verse reflejado con claridad en el cuadro dibujado a esbozos. El cabello negro revuelto, el ceño levemente fruncido, los labios entreabiertos. Incluso esas manos puestas como puños bajo su barbilla era un gesto característico en él, tanto, que Pansy le había apodado “el gran bebé” años atrás. Se acercó un poco más, lo justo para tocar su nariz en la tela con la punta de los dedos.

Ese era él, y Luna le había dibujado, pero ¿por qué?

No sabía si sentirse halagado o enfadado. Calibraba la respuesta cuando un vaso lleno de pinceles cayó de la tarima del caballete, yendo a parar al suelo. Theo se agachó a recogerlos, y al coger el de punta gorda escondido entre dos libros, vio que allí, oculto entre los lomos de uno, había una carpeta que ponía su nombre. Tardó diez segundos en procesar la información, tres en alzar la mano con dedos temblorosos, cinco abrirla y treinta el recuperarse. Sus ojos se dilataban con cada página que pasaba, con cada gesto, mirada, momento o pensamiento que Luna plasmaba en ellos.

Uno, dos, tres, quince, veinte, cuarenta y siete… había más de cincuenta retratos de su semana con Lovegood. En uno aparecía con Qué mordisqueándole el dedo. En otro, reía mientras comía caramelos. Uno que miraba por la ventana con mirada ausente, casi perdida en el infinito. Pero el que más le gustó a Theo fue el último. Estaba hecho a carboncillo, y en él se reflejaba un Theo sonriente, feliz, sus ojos achinados de la risa, con esas arruguitas típicas alrededor. Ese era él. Theodore Lucas Nott, visto a través de los ojos de una mujer. Y era tan bonito, tan hermoso, que le daba hasta miedo el ver cuán bien lo conocía.

- Lo siento – y Theo supo por su hilo de voz, sin mirarle a la cara, que Luna realmente lo sentía.

Se incorporó lentamente, volviéndose para enfrentarla.

- No tenía intención de…

- Lo sé.

Allí estaba ella, sus ojos azules sosteniéndole la mirada. Limpia, sincera, sin un atisbo de maldad o mentira, tan diferente a lo que Theo conocía, contrapuesta a sus principios e ideología impuesta, su educación, ética y moral. Abrió la boca para decir algo, pero la cerró pronto, aturdido, sin saber qué iba a hacer o decir.

- Sé lo que estás pensando, ¿cómo es que esta loca me dibuja a escondidas? – estiró la mano y alcanzó uno de los bocetos – No lo sé, la verdad es que no tengo respuesta para ello. O tal vez sí. Siempre dibujo lo que tengo en mente, como unicornios, o mis amigos, o Johnny Depp. Pero desde que tú llegaste… ¡todo es un desastre! En mi cabeza no hay animales, ni revistas, ni excursiones. Sólo está Theo comiendo, Theo durmiendo, Nott riendo, Nott roncando o depilándose. ¡Y debo dibujarte! Porque no puedo hacer otra cosa para expresarme, para olvidarte o sacarte de mi cabeza. Es agobiante pensar en ti siempre, sobretodo cuando eres un capullo impresentable que aseguras me acuesto con cualquiera.

- Fui un idiota – se apresuró Nott a responder – No era mi intención dañarte o…

- Bueno, al menos admites que eres idiota – le concedió. Luego permaneció callada unos segundos, acariciando el dibujo entre sus manos – Crees que estoy loca, ¿verdad? Me refiero a esto de que me gustes.

Nott se rió con ganas, sintiendo el corazón latir en las sienes.

- ¿Te estás declarando, Luna Lovegood?

- Bueno, capaz de que me jubile antes de que te des cuenta de mis sentimientos. Tenía que hacerlo antes de quedarme con las ganas, ¿no?

- Estás loca – le aseguró, mientras se acercaba a ella y le rodeaba por la cintura, atrayéndola a él, dejando su frente descansar contra la de ella.

Piel con piel, sentimientos abiertos a un mundo incierto. Con cada latido de su corazón, Theo percibió que el aroma de la habitación cambiaba. Pum. Pintura y madera. Pum. Fresa y palomitas. Pum una sonrisa de Luna. Pum…

No pudo recordar más, porque cuando Luna lo besó, el mundo entero desapareció de su vista. Sólo podía sentir los labios de Luna, el cuerpo. El cabello de Luna entre sus dedos. Luna y su lengua, que jugaba con la suya, tan inexperta a pesar de los esfuerzos de ella. Lovegood y ese suspiro anhelante, casi obsceno, que resultaba intrigante. Las manos en su cuello, atrayéndolo más. Comiendo de su boca, beso a beso, palmo a palmo, suspiro a suspiro. Tan bonita como loca. Tan extraña como coherente. Día y noche, y sin embargo ahí estaban, el uno con el otro, sin importar nada más.

Mañana podía morir tranquilo.

Cuando se apartaron, mantenía los ojos cerrados y una sonrisa boba en el rostro. La abrazó con todas sus fuerzas, resguardándola entres sus brazos mientras se tumbaban en la cama en silencio. Se sentían perfectos uno junto al otro sin tener que ocultar nada, sin dar explicaciones a nadie, dando rienda suelta a sus sentimientos, dándose cuenta que no todo lo que se dice de Theo es cierto, ni que Luna fuera una loca era verdad..

- Nott…

- ¿Mhmm?

- La próxima vez que me beses, deberías tener más cuidado.

Theo se incorporó un poco, el ceño fruncido y un gesto se asombro en su cara.

- ¿Te hice daño? Digo, no suelo ser un bruto con las chicas pero…

- No, no, no – le cortó Luna - ¡Todo fue perfecto! Es sólo que mi padre me contó que cuando dos magos se besan, los Snowies de cola brillante aprovechan los momentos de lujuria para meter hebras de sus colas en las bocas de los magos y dejar a la bruja embarazada.

- A la bruja.

- Sí.

- Embarazada.

- Ajá.

Theo tardó dos segundos en reponerse, antes de encogerse de hombros, volver a tumbarse y seguir acariciando el cabello de Luna.

- Intentaremos hacerlo la próxima vez con la luz apagada, así no sabrán donde estamos.

- Es una buena idea. Gracias.

Después de todo, cuando te gusta una persona lo aceptas con lo bueno y lo malo. En el caso de Lovegood, era lo bueno y extravagante.

********

Ya sab´ñeis, de todo menos virus.

¡Nos vemos muy pronto!

6 comentarios:

  1. Hola Shashira!

    Me has dado uno de los más bellos regalos, un relato tuyo! Muchisímas gracias, aunque fue corto me ha gustado mucho, es que ya deseaba saber de Luna y Theo, estuvo muy bonito!

    Y no te preocupes por estar actualizando tan seguido, con que lo hagas cada día me conformo XD jajaja -es broma-. Primero tu salud y la de tu bebé, nosotras aguardaremos con paciencia. Además con la espera disfrutamos todavía más de tu historia -eso creo XD-.

    Te mando un abrazote y cuídate!

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  2. Shashiiiiiii como me alegro de poder leer más de el contrato!!! lo extrañaba jaja estuvo muy lindo el capítulo...esas parejas que uno jamás se imagina como Teo y Luna :) muy tiernos jaja me mata Luna xD

    Y vos ya sabes primero el baby y después el resto...ya pensaron en el nombre ^^?? y que dice Lau de tener un hermanito/a??? Cuidate mucho amiga!! Besooo

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  3. wow estuvo de lujo!!!!
    vale la pena la espera definitivamente
    ojala que estes mejor y nada cuidate muchisimo
    ojala que todo este bien sera agradable tenerte de vuelta
    pero mas agradable saber que estan bien asi que tu tranquila sin apurarse ¿vale?
    espero que tus bebes esten muy bien y que tu nuevo bebe este sanito/a muchas felicidades
    y vamos que me gusto mucho este capitulo!!!!
    :D
    cariños
    helena

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  4. bueno espero que estes mejor de salud asi que cuidate para que estes rapido con nosotros aunque no te voy a mentir que estoy alegre con el nuevo cap bay cuidate

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  5. shashira:
    espero que estes mejor del estrés y
    que tu bebe este mejor un abrazo y cuidate mucho
    ojala volvamos a saber de ti pronto .
    cariños,
    Helena

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  6. xfaaaaaaaaaaaa publica otro cap no seas mala yapppppppp esta historia tienes que terminarla para que esta niña no te siga molestando bay cuidate

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