sábado, 15 de agosto de 2009

El Contrato Capítulo 5


No voy a entretenerme mucho, así que gracias a todos aquellos que leen mis fics e historias ^^. En cuanto me vea con más tiempo tengo intención de hacer un blog exclusivo para ellos, aunque de momento es imposible. Agradecer a todas aquellas personas que me dejansus comentarios, a los que leen entre las sombras, que espero algún día os dejéis caer y me deis una alegría dejando opiniones y al resto... ¡no me matéis! XDD

Espero que os guste.

“Entre hamburguesas y Slytherins“: Capítulo 5

Cuando era niña, mi madre y yo paseábamos continuamente por el centro de Londres, solo por placer de observar a nuestro alrededor las vidas ajenas. Entrábamos en tiendas de ropa, discos, librerías e incluso videoclubs por el simple hecho de hacerlo, sin pararnos a comprar o reflexionar sobre nuestra actitud. Fue así como con tres años mi madre me enseñó a leer, intentando descifrar los carteles de cada establecimiento, reparando en sus colores, sus dibujos y escaparates. Nos pasábamos horas yendo de un sitio a otro, para luego finalizar el día merendando en una de esas cafeterías tan coquetas ambientadas en la Francia del siglo dieciocho, en una tasca irlandesa o en una taberna pirata.

- Algún día, Hermione, también darás este paseo con tu hija, recordando lo bien que te sentías junto a tu madre - me decía una y otra vez, sacando a relucir la mejor de sus sonrisas, sin importarle que sus dientes fueran de un tamaño descomunal como una vez fueron los míos hasta aquel incidente en Hogwarts.

Sí, no podía negar lo feliz que me hubiese sentido de realizar ese trayecto por el Londres muggle de la mano de mi hija… y no de la mano de un mago homosexual con ínfulas de sex symbol in extremis. Ay, Merlín, lo que tengo que hacer por una vacante en el departamento de Leyes Mágicas.

- Déjame decirte lo orgulloso que estoy de ti - me susurró al oído, notando su aliento recorriendo mi cuello - Pasaste de Troll a Veela en menos de un año, y todo gracias a mí ¿no es maravilloso?

Resoplé por su comentario hiriente. Íbamos rezagados, con todo el grupo delante siguiendo las indicaciones de Pansy, que una vez había visitado el McDonalds conmigo presa de una inusual curiosidad por lo que los muggles denominaban “comida basura“. No pude evitar estamparle un codazo a Blaise en las costillas, aunque éste parecía disfrutar bastante con mi enfado.

- Hechizar el vestido fue algo innecesario - repliqué, a lo que Zabinni soltó una carcajada - ¡No te rías! ¿Y si me hubiese probado la prenda por encima del pijama? ¡Habría sido un completo desastre de plan!

Vaya, ahora que me detenía a pensarlo, ésa hubiese sido una situación bastante vergonzosa para mi acompañante. Blaise me agarró por la cintura, atrayéndome hacia él.

- Querida, tienes muchas cualidades, pero el buen gusto por la ropa no es una de ellas - chasqueó la lengua, tocando con su índice la punta de mi nariz - Ah, vamos Granger, admite que fue una idea brillante. Además, ¿de qué te quejas? Pareces una más de nosotros.

Lo fulminé de un solo vistazo, zafándome de su brazo con furia.

- ¿Es eso lo único que te importa, que parezca una sangre pura? - le espeté, cruzándome de brazos a la espera de una respuesta.

- No - el tono de su voz denotaba que aquello no le había sentado demasiado bien - Mira, sabía de antemano que sin ese hechizo no ibas a ponerte el vestido, lo desecharías y optarías entonces por uno de tus atuendos de “bolsa de patatas made in sabelotodo”.

- ¡Mi traje de chaqueta negro no tiene nada de malo, al igual que el resto de mi armario! - murmuré furiosa, dejando claro que a pesar de hablar en susurros para que nadie nos escuchara, estaba realmente molesta - Y tienes razón, me siento ridícula con este trapo - me bajé un poco el borde de la falda, que subía peligrosamente por mis rodillas - ¡Por todas las runas, si parezco el Boggart de Neville en tercero!

- Suerte que dejaste en casa ese sombrero tan singular entonces, querida - ironizó Blaise, antes de alzar la voz - ¡Pansy, acelera el paso, me estoy muriendo de hambre!

La aludida lo miró por encima del hombro. Ella iba sujeta del brazo de Theodore Nott, que reía por un cometario suyo.

- ¡Pues cómete tu ego, Zabinni, así te atragantas y nos haces a todos un favor! - Daphne gruñó por el comentario, Astoria abrió los ojos desmesuradamente, y Malfoy a su lado se tomó la molestia de sonreír fugazmente. Nott sin embargo y contra todo pronóstico estaba muerto de la risa, recomendándole a Pansy entre tartamudeos que apuntara esa frase en un pergamino en cuanto llegara a casa.

Torcimos una calle a la derecha, de nuevo a la izquierda y llegamos finalmente a una plaza espaciosa, llena de farolas por doquier y muggles cenando en las terrazas de los restaurantes. Divisé a lo lejos la cafetería dónde solía ir con mi madre, y la añoranza me oprimió el corazón.

- Solía venir aquí cada semana con mis padres - le dije a Zabinni, que estaba embobado observando la luz de una farola - Los echo de menos.

- Mujer, solo están en Australia, con la red flú internacional se llega enseguida - comentó, sin apartar sus ojos azules del artefacto luminoso - ¡Qué cosas inventáis los muggles, oye! - soltó de repente, señalando la farola más cercana - ¿Cómo hacéis para meter una vela dentro y que no se derrita?

- Es alta tecnología - le dije, acercando mi rostro de forma confidencial - ¿Te digo un secreto? Tenemos enanos que nos la cambian constantemente.

- Vaya - murmuró, abstraído - Esos enanos son unos genios - me miró de reojo, con el ceño fruncido levemente - Te estás quedando conmigo, ¿a que sí?

- ¡Quién sabe! - exclamé, parándome justo enfrente de una cristalera enorme, donde se podía contemplar a los clientes zampando hamburguesas - Es aquí. Bienvenidos a McDonalds.

El local era amplio, decorado de forma simple e iluminado por cientos de focos grandes. Numerosas mesas se situaban ordenadamente en línea, todas ellas ocupadas por muggles con bandejas llenas de hamburguesas, patatas, ensaladas y refrescos. El ambiente era distendido, al menos eso aparentaba tras los ventanales, y la mayoría de los grupos reían despreocupados, sin prestar atención al grupo que los observaba con el asombro dibujado en cada uno de los rostros.

- ¿Eso coméis los muggles? - preguntó Astoria, sin perder de vista cada movimiento de un muchacho joven al meterse en la boca un nugget de pollo.

- Está delicioso, aunque no te lo creas - adujo Pansy, que sonreía complacida por la impresión suscitada entre los magos.

- Pero es vulgar - atajó Daphne, que ahora pasaba un dedo por el cristal para comprobar si estaba limpio - Esto no debe cumplir las medidas higiénicas adoptadas por la comun…

- ¿Y a quién coño le importa? - intervino Nott, que parecía entusiasmado por la idea de comer en un sitio muggle - ¡Es lo más divertido que voy a hacer desde que convertí el juego de té de mi hermana en un panal de abejas!

- ¿Estás seguro de que es aquí, Granger? - Malfoy tenía una ceja alzada, y me observaba escéptico. Nott entre tanto se había acercado a la entrada y permanecía ahí, con la mirada fija en algo que no podía identificar.

- Bueno, ¿entramos? - preguntó Zabinni, que parecía incómodo por la expectación formada alrededor del local, se giró hacia Nott, que parecía clavado en el sitio, estupefacto - ¿Y tú qué tienes ahora?

Dio unos pasos hacia nosotros y nos hizo un gesto con la mano, para que todos acercáramos las cabezas. Su rostro estaba lívido y casi se podía leer en sus ojos oscuros el miedo que pugnaba en su interior. Levantó el pulgar, señalando la puerta de entrada.

- No es por parecer paranoico, pero hay un pelirrojo de sonrisa cínica y rostro blanquecino que no para de mirarme… - bajó un poco el tono de voz y añadió - Creo que sabe lo que somos.

Todos miramos hacia el interior, y fue entonces cuando Pansy golpeó a Nott en la nuca, a lo que éste se quejó.

- ¡Acabo de matar a tu última neurona, Theo! - le gritó Pansy, señalando al “pelirrojo” sospechoso en cuestión - ¡Eso de ahí es un payaso, imbécil, se llama Ronald McDonalds! - rodó los ojos, exasperada - ¡Joder, pero mira que eres cobarde, hasta una estatua te hace correr despavorido!

- ¿Pero ese no era el dueño del local, o payaso es como se le llama al jefe? - indagó Zabinni, que parecía estar reflexionando. Volvió a observar la estatua y se estremeció - Hombre, muy buena cara no tiene, la verdad. Si es un fiel reflejo del dueño, yo le metería cinco litros de whiskey de fuego a ver si le retorna el color.

- ¡Es maquillaje! - intervino Pansy de nuevo, sacando un cigarro mientras les lanzaba una mirada de desdén - ¡Pero por qué tengo que mantener tratos con gente uni neuronal!

- Esto es absurdo - intervino Malfoy, que sujetaba a Astoria de la mano, quien parecía incómoda por la situación - Mira, mejor volvemos al Callejón Diagon, allí hay…

- ¡Eh, yo quiero probar una de esas montañas de pan que tienen en esas bandejas! - dijo Nott, cogiéndome del brazo - ¿Qué tipo de comida es, francesa, islandesa?

- Americana - le corregí, sonriéndole por su curiosidad. Chasqueó los dedos, llevándose una mano al mentón.

- Claro… los muggles americanos, ¡ja! Ya verás cuando cuente esto en la empresa, ¡no se van a creer que probé un montículo de pan relleno de lechuga y tomate! - vi que Malfoy abría la boca, pero antes de pudiera comentar nada Nott salió disparado hacia la cola de muggles que esperaban frente al mostrador en una fila bastante desordenada.

- Eh, ¿qué regalan? - le preguntaba a un muggle, que lo miraba con estupor.

- Bueno, creo que esto va a ser divertido - comentó Pansy, apagando la colilla con el tacón de su zapato para seguir a Nott, que había dejado la cola e inspeccionaba a la estatua del payaso con atención, intentando asustarle - Morgana dame fuerzas - imploró por última vez, antes de ir a echarle una reprimenda a su amigo.

Uff, pero qué bien me lo pienso pasar a costa de todos ellos…

*******

Nosotros no encajábamos allí, y no había que ser un experto para darse cuenta. Los numerosos muggles reunidos entorno al mostrador no cesaban de lanzarnos miradas furtivas, preguntándose seguramente qué hacíamos allí cuando íbamos vestidos con nuestras mejores galas y sobretodo cuestionarían la cordura de Nott y Zabinni, los cuales no paraban de indagar sobre los objetos que a su parecer eran los más variopintos del lugar y para el resto no eran nada del otro mundo.

- ¡Eh, Draco, este palo pinta! - exclamó Blaise, que tenía un bolígrafo en la mano e intentaba leer lo que había inscrito en el hueco de la pared - “Buzón de sugerencias”, ¡pues qué curioso buzón este! - añadió, dándole vueltas al bolígrafo entre sus manos - Es como una pluma, pero más fea.

- Tendría que cobrarles a sus respectivas familias por soportarlos - Pansy estaba enfurruñada, y no paraba de golpear el piso con su tacón, haciendo resonar una y otra vez un musical TAP-TAP-TAP.

- Déjalos que disfruten - comenté distraída, observando el cartel donde venían los nombres de cada menú - Es un día especial para ellos.

- Sí - coincidió mi amiga, cruzándose de brazos - Hoy se celebra la festividad de los marsupiales.

- ¿Por qué estamos aún de pie y no hay nadie que nos brinde una mesa? - intervino de repente Daphne, que observaba todo de un modo despectivo - ¿Y el maître, los camareros, los elfos domésticos? ¿No hay cartas de platos?

Le señalé el cartel oscuro con los diferentes menús y hamburguesas, y ella palideció instantáneamente. Ah, sí, pero que divertido era todo aquello. Tan solo por esa cara habría donado todo mi sueldo. Noté un cosquilleo en la nuca, y supe instantáneamente que Draco Malfoy me estaba taladrando con la mirada. Silencioso, serio, impenetrable como muros de la perdida Azkaban. De todo lo que me estaba ocurriendo, estar en la misma habitación con Malfoy y no escuchar ni siquiera una alusión a mi sangre o una burla a mi intelecto se me hacía, sino irreal, al menos extraordinario.

- Malfoy está raro - le comenté al oído a Pansy, que le hacía gestos a Nott para que dejara de preguntarle a los muggles dónde estaban metidos los elfos domésticos - ¿Por qué no me insulta? En Hogwarts estaba todo el día sacándome de quicio.

Ambas viramos los ojos hacia el aludido, que estaba rígido como una tabla de planchar y observaba todo a su alrededor con una mueca que hacía arrugando la nariz. Me recordó mucho a la de Narcissa Malfoy años atrás.

- ¿Echas de menos acaso sus insultos? - inquirió Pansy, avanzando un poco más en la fila. Negué con la cabeza, ensimismada por la extraña pareja que hacía con Astoria - Entonces no veo cual es el problema.

- ¿Y si planea algo contra mí? - por el rabillo del ojo percibí a Zabinni hablando con Daphne, que babeaba de forma ostentosa por verse inmersa en una conversación con mi “novio” - Yo creo que esto no es bueno.

- ¿Por qué tiene que ser todo blanco o negro en tu mundo racional, Granger? - parecía molesta por mi cuestionario sobre su amigo, y eso me dio mala espina - También hay grises, verdes y hasta amarillos ¿por qué no dejas de darle vueltas a todo buscando una lógica y disfrutas un poco de tu pequeña venganza?

Nott se acercó hasta nosotras, sonriendo ampliamente y con las manos metidas en los bolsillos. Parecía divertido por algo.

- ¡Una muggle me ha dirigido la palabra, Pansy, y no me ha mirado raro! - parecía extasiado señalando a una chica bajita de piel y pelo morenos que reía con un grupo bastante amplio de chicos jóvenes - Se llama Lu, y me ha aconsejado que pida un big mac - arrugó el ceño de repente, llevándose el índice al mentón - Le dije que seguiría su consejo, pero no sé a lo que se estaba refiriendo.

- Si te conociera habría salido corriendo en cuanto te vio aparecer, te lo aseguro - comentó Pansy, señalando el cartel - El Big Mac es una hamburguesa - la cara de susto que puso su amigo la hizo farfullar por lo bajo - Una montaña con carne y lechuga, Theo.

- Está rico - le indiqué para calmar la hiperventilación que ahora experimentaba - De hecho es uno de los más solicitados.

- Ah - se volvió hacia el grupo de jóvenes, haciendo señas con la mano - ¡Gracias muggle Lu, has sido de gran ayuda, me comeré ese Big Ben!

- ¡Eh! - intervino Zabinni, haciendo una mueca teatral con sus labios - ¡Si tú tienes un Big Ben yo también!

Tanto Blaise como Theodore Nott se enzarzaron en una pelea por ver quién se quedaba con el misterioso “Big Ben”, hasta que Pansy se interpuso entre ellos llamando a la calma.

- Os juro que como no os calléis os hago un hechizo reductor en vuestros huevos que hasta el Señor Tenebroso envidiaría - sus ojos azules fueron de uno a otro, amenazantes - ¿Queda claro?

- Cristalino - corroboró Blaise, tragando saliva. Luego observó un cartel dónde se anunciaba el Happy Meal y al contemplarlo sus labios se curvaron de forma arrogante mientras añadía con cierto retintín - Me da igual, me quedo con el Happy Meal que trae regalo y todo.

- Si salgo viva de esta - Pansy murmuraba bajito, haciendo que sus palabras taladraran mis tímpanos con su tono peligroso - nunca voy a tener niños, ¡por Morgana! Antes me esterilizo que tener a uno como esos dos en casa.

Nott y Blaise ahora discutían si elegir la Barbie Fantasy como regalo de Happy Meal o el Action Man Ninja Scroll.

Bueno, no la culpaba de ello.

Mantener en silencio y estáticos a Nott y Zabini fue una odisea en el más literal de los sentidos. Cuánto más avanzábamos en la cola tumultuosa de muggles, más excitados parecían, como si aquello se tratara de la mejor experiencia de sus vidas. Finalmente Pansy tuvo que sujetar a Nott de un brazo, amenazándolo de muerte y yo opté porque Blaise regresara a su papel de “novio” - el cual lo tenía bastante olvidado, la verdad- y se quedara a mi lado. Cuando por fin el mostrador estuvo visible a nuestros ojos, una muchacha de cabello rizado y piel morena son sonreía con simpatía. Llevaba una gorra a juego con una camisa amarilla donde prendía un broche con su nombre.

- Buenas noches, me llamo Karen y hoy les voy a atender ¿qué va a ser?

- Cinco menús Bic Mac, dos tandas de nuggets de pollo con salsa barbacoa - observé a Blaise de reojo, ceñuda al comprobar que no paraba de susurrarme “Happy Meal” a mi oído - Y dos Happy Meal con hamburguesas de queso.

- Ajá - la muchacha lo apuntaba todo en el ordenador, sus ojos marrones fijos en la pantalla - ¿Patatas normales o Deluxe?

- Deluxe - intervino Pansy, que estaba a mi lado con Nott concentrando todos sus sentidos en la pantalla de la muchacha.

- ¿De beber?

- ¿Tenéis zumo de calabaza? - preguntó Astoria, que se había acercado al mostrador, al ver que la muchacha se quedó desconcertada agregó - ¿Cerveza de mantequilla tal vez?

- Me parece que no - respondió la muchacha, siempre solícita.

- ¿Ni siquiera puedes aparentar normalidad cinco minutos, querida? - le espetó Pansy - ¡Pide una CocaCola como todo el mundo!

- ¡La chispa de la vida! - exclamó Nott, resplandeciente de felicidad - Se lo escuché una vez a Chang a la salida de Estudios Muggles - se volvió hacia la tal Karen, que nos observaba con estupefacción - ¿Brilla mucho? ¿es una chispa muy intensa? ¿cómo fuegos artificiales?

- ¡Pero mira que eres lerdo! - Zabinni lo miraba con desaprobación, cruzado de brazos - Se llama chispa de la vida porque es una roca que luego se pulveriza para beber, como la Piedra Filosofal ¿sino entonces qué sentido tendría el llamarla “de la vida”? Porque te haces inmortal al beberla.

- ¿Es cierto? - se interesó entonces Daphne, interrogándome con una mirada que ponía los pelos de punta.

- ¡No! - grité, imaginando lo que esa loca hubiese hecho en primero si La Piedra Filosofal hubiese caído en sus manos. Me volví hacia Karen, fijándome en su mueca de espanto - Todos coca colas, por favor.

- Si, claro - balbuceó, sacando cuentas en su ordenador - Son cien libras exactamente.

- ¿Aceptan galeones? - se adelantó Malfoy, poniendo en el mostrador una bolsa de terciopelo negra que tintineó - Hay quinientos, quédese con el cambio.

Karen escudriñaba el lugar, fijándose en cada centímetro de pared para luego posar su mirada en nosotros.

- ¿Esto es una cámara oculta?

- No somos cámaras ocultas - soltó de repente Malfoy, con bastante seriedad - Somos sangres puras y venimos a cenar.

- Más bien de excursión - intervino Astoria, con su sonrisa pétrea.

- Ya, y yo soy Tina Turner - agregó la muchacha, frunciendo el ceño.

- ¿Y entonces por qué te llamas Karen? - cuestionó Zabinni, ahora molesto - ¿Intentas engañarnos?

- ¡Mi nombre es Karen! - gritó la aludida, roja de rabia y vergüenza por haber despertado tanta expectación entre los comensales.

- ¿Y entonces quién es Tina? - Daphne estaba confundida.

- ¿Ocurre algo, señores? - un muchacho alto, delgaducho y con un serio problema de acné apareció de la nada. Sus ojos tras unos lentes cuadrados iban de nosotros a su trabajadora, manteniendo una sonrisa que me figuraba había practicado miles de veces frente el espejo.

- Pues sí - Astoria señalaba a Karen, que parecía fuera de sí - ¡Esta muggle se está burlando de nosotros! - parpadeó varias veces, y vi con asombro cómo unas lágrimas resbalaban por sus mejillas de porcelana - ¡Yo… nos ha llamado cámaras ocultas y luego no nos quiso cobrar!

- Pero… - la trabajadora quiso hablar, pero se calló de inmediato cuando su jefe le puso una mano en el hombro sin dejar de sonreír.

- Les pido mil disculpas por la impertinencia de Karen - observó entonces el ordenador, tocó una tecla y la cuenta que marcaba cien quedó en cero - Por favor, permitan que les invitemos a ésta cena.

Iba a rehusar el ofrecimiento cuando Mafoy me dio un empujón, apartándome inmediatamente del mostrador.

- Informaré a mis abogados del incidente - sotó, recogiendo su bolsa llena a rebosar de galeones y una de las bandejas. El muchacho asintió, condescendiente.

- Lo siento mucho, no volverá a suceder - mantenía una mano aferrada al hombro de Karen, que estaba pálida y tragaba con dificultad.

- Bastardos - murmuró Daphne, siguiendo a su hermana y a Malfoy hasta una de las mesas más alejadas.

- Vamos, Granger - Zabinni me había cogido de la mano, y por primera vez en toda la noche se mostraba taciturno. Lo seguí aún pasmada por lo que acababa de presenciar.

- Te dije que era una zorra sin escrúpulos - me susurró Pansy, con su mirada azul fija en Astoria - No confíes en ella o te sacará los ojos.

Bien, ahora sí que me preguntaba hasta qué punto no iba a salir yo dañada de todo ese embrollo.

La muñeca de porcelana tenía dagas escondidas bajo la falda y eso me daba mala espina.

Anda que no.

************

Si ya el pedir varios menús fue todo un espectáculo, no os podéis hacer una idea de lo que fue convencer a Astoria, Malfoy y Daphne de que las hamburguesas y los nugget de pollo se comían con las manos. Si antes la cosa estaba mal, ahora definitivamente era peor.

- ¡Draco, tienes que comerte todo a la vez!¡La carne no va aparte de la lechuga y el tomate! - Pansy, para disgusto de Astoria se había acomodado en la silla contigua, dejando a la prometida de Malfoy junto a mí, lo cual no me agradaba demasiado.

- Ket…chup - murmuraba a mi lado Zabinni, abriendo el cierre del sobre y echándoselo a su pan por encima. De repente todo el color desapareció de su rostro instantáneamente - ¡Salazar, es sangre! ¡Socorro, el Ketchup se convirtió en sangre!

- ¡Idiota no es sangre, solo es el color de la salsa! - Pansy le arrebató el sobre, enfurecida - ¡Y se echa dentro del pan, Blaise, no sobre él!

Nott estaba junto a Daphne, dándole vueltas una y otra vez a la caja con su hamburguesa, con gesto abatido, soltando tacos por lo bajo.

- Esto debería tener un manual de instrucciones - declaró, dejándola a un lado para hacerse con un nugget de pollo. Lo miraba como si fuera su peor enemigo - ¿Te vas a portar bien y dejarás que te muerda? No te dolerá, lo prometo.

- Genial - resopló despectiva Pansy, taladrándolo con aquella mirada azul - Ahora declárale amor eterno y ya solo te falta poner la semilla Theo, me encantaría ver unos nuggets de pollo y barbacoa con tu cara.

Nott soltó en seguida al inocente y pobre nugget, mirándolo con aprensión a la vez que chasqueaba la lengua.

- Lástima, podríamos haber sido buenos amigos.

Yo mientras tanto había hecho acopio de fuerza de voluntad y sorbía lentamente por mi pajita la refrescante coca cola, observando a todos los allí congregados. Qué raro grupo formábamos. Por una parte Daphne, su hermana y Draco, siempre serios, responsables y altaneros. Por otro Nott, Zabinni y Pansy, que parecían disfrutar de las nuevas experiencias ofrecidas en un mundo que les era completamente diferente al suyo propio, extraño. Aún y todo estábamos allí entorno a una mesa, con sendas bebidas, hamburguesas y demás engullendo con avidez o curiosidad -según el mago, claro- sin importar que años atrás ninguno me soportara o viceversa.

- ¡Ey, Granger, explica cómo coño te has zampado esa hamburguesa sin que se derrame toda la salsa a tu alrededor! - Nott estaba apenado, mientras intentaba quitarse con empeño una mancha de Ketchup de la camisa.

- Te dije que era conveniente incluir una sabelotodo en tu vida, Theo - confirmó Zabinni, henchido su pecho de orgullo cuando me besó la mejilla.

- Podríamos compartirla, a Granger - sus ojos oscuros me analizaron y pude comprobar de reojo que Daphne Greengrass había perdido todo color del rostro - Haríamos turnos y así todos aprenderíamos de ella.

- Sí - coincidió Malfoy, y al ver que sus ojos se entrecerraban sospechosamente, supe que ahí venía el veneno viperino - Lo único que aprenderíamos es a memorizar un libro y no morir en el intento.

- Al menos yo leo - repuse, ofendida por el comentario - Es más de lo que tú puedes decir, que compraste la mayoría de tus calificaciones en Hogwarts sin abrir una sola página..

Malfoy rió, y todo su cuerpo convulsionó creando un gracioso frú frú en su camisa blanca.

- Te inventaste eso porque saqué mejor nota en Pociones que tú.

¿Pero qué se creía, que era la misma niña con dientes enormes que se dejaba insultar sin pestañear? Sonreí con fingida simpatía. Este no sabe con quién está tratando, pensé.

- Te recuerdo que una vez te di un puñetazo - le siseé amenazadoramente- y te aseguro que he perfeccionado con el tiempo .

Malfoy se inclinó hacia mí, ajeno totalmente a que el resto de los comensales seguían la pelea como si fuese una lucha de titanes, rodando sus ojos de uno a otro intermitentemente.

- Yo también he aprendido cosas nuevas, Granger… y déjame decirte que no te gustaría comprobarlas en carne propia.

- ¿Me estás amenazando? - inquirí, intentando que no se notara que casi me estaba atragantando con mi propia saliva, a pesar de que notaba mi garganta seca y ardiente.

- No, solo te lo dejo caer, y tú ya sacas tus propias conclusiones, como siempre.

- No te tengo miedo.

- Permite que lo dude - respondió, dando un trago a su coca cola a la vez que hacía una mueca de asco.

Oí el carraspeo de Blaise, clara advertencia para que me quedara callada. Bien, no quería empezar una disputa, sobretodo sabiendo de antemano que ese no era mi terreno, porque a pesar de estar en un restaurante muggle yo estaba rodeada de magos amigos de Malfoy. Soy valiente, sí, pero no estúpida.

Y por supuesto, aunque le di otro bocado a mi hamburguesa tragándome con ello mi ira, mi mente una y otra vez me anunciaba que esa se la iba a hacer pagar a Malfoy.

Porque yo era Hermione Jean Granger, sabelotodo con pelo de rata que odiaba a Draco Malfoy hasta límites insospechados. Y aunque hubiese cambiado en estos años, había cosas que jamás serían diferentes.

Una de ellas, sin duda, era mi aversión por su presencia.

********

Dar cuenta de la cena nos llevó aproximadamente una hora, en la cual la fantástica coca cola fue el mayor centro de atención. Tanto Daphne como Astoria repitieron tres veces, y consecuencia de tanto líquido fue que la primera tuvo que ir urgentemente al baño, tras una indisposición. Astoria también tenía mala cara, y al salir del McDonalds, su fingida predisposición a pasar una noche a lo muggle se diluyó, dejando que aflorara un gran sentimiento de aprensión por “la chispa de la vida” y un deseo irrefrenable de regresar a casa y olvidar esa fatídica cena de locos.

- Espera, me voy con vosotras - Malfoy se estaba poniendo su chaqueta, y yo daba gracias a las runas por que él se esfumara junto a aquellas ninfas de porcelana intoxicadas, pero Astoria, al parecer, no estaba muy por la labor.

- Quédate Draco, sabes que podemos aparecernos sin problemas en casa y si mi padre nos ve aparecer en este estado y contigo te echará la culpa de todo y te convertirá en una pieza disecada que agregar a su colección.

Malfoy no parecía convencido aún.

- Puedo aparecerme contigo y luego regresar… tu padre no me verá.

Astoria puso una mano en su mejilla, sus ojos destilando, por primera vez en la noche, algo de dulzura. Era asqueroso.

- Busca cualquier pretexto para romper el compromiso. Intento no darle más motivos de los que ya de por sí tiene.

Vaya, esa era buena ¿ni siquiera el futuro suegro de Malfoy lo soportaba? ¡Ja! Me estaba cayendo bien el pobre hombre. Finalmente accedió, a regañadientes. Las dos hermanas se acercaron a nosotros. Daphne se retorcía de dolor, sujeta por Astoria. A duras penas aguantaba las ganas de vomitar de nuevo.

- Ha sido un placer Hermione Granger. - se acercó para darme un beso en la mejilla, y añadió en apenas un susurro - Espero que la próxima vez que nos veamos sea en igualdad de condiciones.

- Te dije que ese local no era higiénico - mascullaba entre dientes Daphne, la cual tenía un leve matiz verdoso surcando su rostro.

- Envíame una lechuza a mi casa, para saber que has llegado bien - Malfoy estaba junto a Nott, y le hablaba a Astoria, que asintió antes de caminar sujetando a su hermana por la cintura. Se internaron en uno de los callejones desiertos, y solo el sonido de un crack en la lejanía nos hizo saber que finamente habían marchado.

- Bueno - Pansy parecía inusualmente contenta y feliz - ¿Vamos a bailar?

- ¿A un sitio muggle? - preguntó Nott, con un brillo exultante en sus ojos oscuros. Fue dando saltitos hasta su amiga, a la que rodeó con sus anchos brazos de oso - ¡Seguro que tú sabes de algún lugar divertido!

- Hace poco una amiga de Granger abrió un local llamado “Fangoria” - la miré estupefacta, sin poder creer lo que escuchaba.

- Pansy - la llamé, balbuceando antes de alegar - Creo que no es una buena idea.

- ¡Querida, no seas mojigata! - exclamó Blaise, enlazando sus manos con las mías - Será divertido - negué con la cabeza, obstinada - Si hemos podido sobrevivir a Ronald McDonalds esto será pan comido.

- Es diferente - aduje, observando de reojo que Malfoy había alzado una ceja, dispuesto a hablar.

- Déjalo, Zabinni, ella no sabe lo que es a desinhibición.

Lo fulminé con la mirada, haciendo que mis dientes rechinaran.

- No es un lugar para vosotros.

- Demuéstralo - me retó Malfoy, con sus ojos grises observando cada una de mis muecas de disgusto.

Vale, este tío definitivamente necesitaba un escarmiento.

- Está bien, iremos a Fangoria - acepté, resoplando por lo bajo.

- ¡Genial! - gritó Nott, complacido - Quiero probar ese cóctel de bebida muggle de la que tanto escuché hablar ¿Cómo se llama? ¿curata?

- Cubata - corregí.

- Y bien -urgió Malfoy, lanzándome una mirada burlona - ¿a qué esperamos?

Comencé a andar, sin poder evitar una sonrisa maliciosa despuntando en mis labios.

Ah, sí, deseaba ver con ansias de niña diablillo la cara de Malfoy al comprobar que “Fangoria” no era un pub cualquiera, sino una discoteca gay.

Pobrecito, lo que le esperaba.

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Hasta aquí el capítulo cinco, ¿os ha gustado? Espero que dejéis vuestras opiniones, siempre ayudan.

Iba a poner imágenes de Hermione y Draco pero por internet no encontré ninguna que me gustara tanto como para colgarla, pues escogí ésta del rubito, ¿a que es buenísima la dibujante? No sé quién será pero es una genia. Si tenéis fotillos de esta pareja -dibujos, más bien, de los actores nada de nada XDD- pues me lo decís e intercambiamos correos, siempre es bueno tener material ^^.

Como siempre espero vuestros comentarios.

¡Nos leemos!

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